¿Qué fue lo primero que pensé y sentí cuando dijeron en las noticias que nos debíamos quedar en cuarentena? Probablemente por más de 40 días…Recuerdo encontrar una sensación de tranquilidad en vez de angustia y de seguridad en vez de pánico. Me sentí cómoda y alegre de poder quedarme donde más me gusta estar, con las personas con quien más me gusta estar.
Paralelamente, esa sensación de tranquilidad se convirtió en angustia y me puse a pensar en el tiempo que esto tomaría, lo mal que muchas personas la van a pasar y sobre todo, la inseguridad de todos los vulnerables en esta pandemia. Me deprimí, la ansiedad empezó a sacar lo peor de mi y tuve que ponerme a trabajar de manera activa en mi salud mental.
Y sin que nada de lo que escribo se malinterprete como si hablara de mis privilegios, quiero decir que para mi esta ha sido una oportunidad para crecer. Algunos no se darán la oportunidad o simplemente no podrán porque no saben, pero con todo y sus subidas y bajadas; porque no todos los días son iguales y las emociones encuentran el punto débil, ha sido un momento para estar conmigo.
Esto me recuerda cuando tenía 16 años. Había quedado con mi amiga de vernos en un restaurante, yo me bajé del carro de mis papás, entré al restaurante, tomé una mesa y me senté a esperarla. Me acuerdo del orgullo que me daba estar sola esperando a otra persona, como si fuera una adulta. Cuando los demás me veían se debían reír porque yo siempre he tenido cara de niña. Mi amiga siempre se demoraba en llegar a todos lados y me hacía esperar porque no soportaba la idea de llegar primero sola. Recuerdo que le preguntaba el porqué, a lo que me decía que no le gustaba estar sola, ni que la vieran sola. Me acuerdo que le dije: pero no estas sola, estas contigo ¿Acaso no te gustas? Digamos que la cena supo un poquito amarga después, pero todavía somos buenas amigas.
Y lo que estamos viviendo es parecido. Aunque estemos en una casa llena de personas pasando la cuarentena o estemos “solos”, no lo estamos de verdad, estamos con nosotros mismos. Estamos extremadamente sensibles, o al menos yo lo estoy, así que me estoy tratando bien. Me estoy tratando con cariño, no decirme “morona” cuando busco el celular y estoy hablando por el o cuando le echo leche al vaso de agua en vez de a la taza de café…me estoy tratando bien, me doy permisos, me consiento y lo más importante me hablo con compasión.
Yo estoy conociendo muchas faces nuevas de mi misma, buenas y malas pero mias.
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